Elegir un buen filtro solar protege tu salud y la naturaleza

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El verano es una buena época para hablar de un tipo concreto de cosméticos: las cremas solares, que se llevan la palma en su contenido legal de sustancias perjudiciales para la salud y el medio ambiente.
Daños a la salud de las cremas solares

Legal no es sinónimo de seguro, mucho menos en los productos cosméticos, cuya legislación permite una gran variedad de sustancias tóxicas, como cancerígenos o contaminantes hormonales, para los que no existe un nivel de exposición sin riesgo y cuyo efecto combinado continua sin ser analizado.

La mayoría de las cremas de protección solar de venta en grandes superficies y farmacias contienen disruptores endocrinos, es decir, sustancias que pueden alterar el funcionamiento del sistema hormonal. Están presentes como filtros solares (como las benzofenonas, metoxicinamato de etilhexilo, ciclopentasiloxano, BHT, etc.), como conservantes (como los parabenos) o para fijar el perfume de la crema (los ftalatos).

Las cremas de sol permanecen durante horas en contacto directo con la piel, por donde estos ingredientes tóxicos penetran al cuerpo y pueden generar problemas de salud como pérdida de fertilidad, pubertad precoz en niñas, diabetes tipo 2, obesidad, daños al desarrollo cerebral infantil o cáncer en órganos relacionados con las hormonas, como el de mama y próstata, entre otros problemas, tal y como indica la Sociedad Internacional de Endocrinología. Evitar los disruptores endocrinos es de especial importancia en caso de embarazo y durante la infancia.

Por suerte, existen cada vez más opciones de protectores solares con menos tóxicos, así como aceites vegetales para exposiciones cortas. Pero sin duda, la mejor opción para la salud es mantenerse en un lugar fresco, a la sombra y utilizar sombrero y ropa protectora.

Daños a la fauna de los filtros solares químicos: desde el coral a las cigueñas

Los disruptores endocrinos de las cremas solares no solo afectan a la salud de los seres humanos. Tal y como Ecologistas en Acción denuncia en su informe Banderas negras, cada vez que una persona embadurnada en filtros solares químicos se baña en un mar, río o lago, deja parte de estos tóxicos en el agua. Y eso multiplicado por millares de personas fruto de la turistificación (problemas de concurrencia), se convierte en un gran impacto ambiental.

Así es como se explica que un filtro solar como la benzofenona-3 u oxibenzona, que no es otra cosa que una hormona femenina sintética, acabe en la cáscara de los huevos de aves silvestres en un espacio protegido. Así lo detectó un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Doñana. Según el estudio, los huevos de la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus) son los más contaminados, con concentraciones de filtros solares de entre 834 y 985 nanogramos por gramo. Estas concentraciones superan las concentraciones máximas permitidas según lo estipulado para agua y biota en la Directiva Marco del Agua europea para contaminantes regulados, como el mercurio. Los disruptores endocrinos detectados, que fueron transmitidos por las madres al comer pescado contaminado, pueden detener el desarrollo de los huevos y debilitar la salud de los polluelos. Globalmente, estos tóxicos ponen en peligro a las especies silvestres y a toda la biodiversidad en su conjunto.

Uno de los efectos más habitual y estudiado de los disruptores endocrinos en peces es la aparición de gónadas intersexuales. El problema de la intersexualidad en poblaciones silvestres es que produce daños reproductivos y como consecuencia, pérdida de población. Por citar un ejemplo cercano, los ftalatos y otras hormonas femeninas sintéticas habituales en cosméticos están detrás de la aparición de intersexualidad en 3 de las 5 poblaciones de lisas (Chelon labrosus) estudiadas en los estuarios del sureste de la Bahía de Vizcaya.

Algunas administraciones públicas ya están empezando a tomar medidas regulatorias contra los protectores solares por el daño que están causando a los ecosistemas (y al turismo, por extensión). Un caso sonado ha sido el del Estado de Hawai, que prohibirá la venta de protectores solares que contengan oxibenzona y octinoxato, a partir del 1 de enero de 2021. La razón es el grave daño que estos filtros están causando a los corales.

Y los ejemplos de contaminación vistos para las cremas solares son ampliables a otros productos cosméticos aparentemente seguros.

Así que la próxima vez que vayas a elegir una crema de sol, recuerda que también comemos por la piel. Por esta razón, es conveniente evitar productos tóxicos, especialmente los derivados del petróleo, en el órgano más grande de nuestro cuerpo. Y de la misma forma, evita que los disruptores endocrinos de tu protector solar pasen a ser un grave problema ambiental.

Y recuerda: “La mejor protección solar es evitar la exposición solar”