Historia de la sargento Gloria Moreno

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Una sargento del Seprona de Lanzarote ha sufrido hasta ocho expedientes sancionadores por denunciar la caza ilegal de pardelas.

Saúl García Crespo. Periodista. Revista Ecologista nº 103.


Las pardelas cenicientas llegan cada año al Islote de Alegranza para anidar y poner un huevo. Solo uno. Pasan tres meses alimentando al polluelo hasta que lo dejan a su suerte, que suele ser la de echar a volar para recorrer miles de kilómetros. La población atlántica de pardela está incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y, en el año 2013, Seo BirdLife la reconoció como ave del año para alertar de su situación.

Alegranza no es una isla habitada. Está al norte de Lanzarote y dentro del Parque Natural del Archipiélago Chinijo. Se encuentra lejos de la contaminación lumínica, una de las grandes enemigas de las pardelas y lejos de muchos de sus depredadores, pero no tan lejos del mayor de ellos. Hace muchos años que está prohibido cazar pardelas, pero su carne, con sabor a pescado, era muy apreciada cuando Lanzarote era una isla pobre.

Hay costumbres que se convierten en ley y leyes que no acaban con las costumbres. Los asaderos o guisos de pardelas en Alegranza no han desaparecido. Las asociaciones ecologistas sí habían advertido de que en septiembre y octubre, coincidiendo con el engorde de los pollos, se intensifica la caza furtiva.

Pardela.

Cada verano el Cabildo de Lanzarote otorga permisos para el fondeo de barcos. El 8 de septiembre de 2015, al menos 19 personas estaban disfrutando de un guiso de pardela en la playa del Veril. Entre ellas, algunas muy conocidas en la sociedad insular. El Servicio de protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil había preparado un operativo y sorprendió a los furtivos. Los agentes decidieron inspeccionar el islote ante las “numerosas quejas de asociaciones ecologistas, ornitólogas, biólogos y ciudadanos por la reiterada actividad cinegética ilegal de pardela desde hace años cada septiembre”, según señala el atestado de aquella operación.

Cuatro años después, un Juzgado de lo penal condenaba a diez de ellos a una pena de multa que supera los 8.700 euros para cada uno por un delito contra el medio ambiente en su modalidad de protección de la fauna. Además, dos de los identificados ese día fueron detenidos solo unos días más tarde de aquel operativo con un alijo de cuarenta kilos de hachís.

Caza ilegal de pardelas

El operativo lo dirigía la sargento del Seprona, Gloria Moreno, que había entrado en la Guardia Civil en 2006 y había llegado a la jefatura del destacamento en Lanzarote en 2014. El éxito fue más externo que interno. La sargento acabó con la histórica caza de pardelas pero ese final fue el principio de sus quebraderos de cabeza. El jefe del Seprona en la provincia, el capitán Germán García, llegó a declarar en sede judicial que esa intervención iba “a tener más perjuicios que beneficios para el destacamento”. El operativo estaba previsto para otro día, pero el fondeo de los barcos se retrasó y la sargento acabó realizándolo apoyada por los compañeros de Fuerteventura. Después del operativo, un trabajador de la estación biológica de Doñana que pasa temporadas en Alegranza le dijo a la sargento que años antes, otro agente, un compañero suyo del Seprona, había avisado a uno de los furtivos de una operación que se frustró. La sargento puso esta información a disposición de sus superiores y el soplo llegó al Juzgado, pero el trabajador de Doñana se desdijo y el caso se archivó. Fue entonces cuando su compañero la denunció por un delito de falsedad en documento oficial, por considerar que había mentido en la comunicación por escrito a sus superiores. La Fiscalía pedía cuatro años de cárcel para la sargento, que fue juzgada en 2019 y absuelta. El pasado mes de enero la sentencia se convirtió en firme porque nadie recurrió.

Después de su absolución, la sargento ofreció una rueda de prensa en la que relató el sufrimiento durante este periodo. Afirmó que la habían abocado al suicidio. El juicio fue uno de los dos procesos penales a los que ha tenido que enfrentarse. El otro se archivó durante la instrucción. Poco antes de la sentencia firme también le habían llegado buenas noticias por el archivo definitivo del último de los ocho expedientes disciplinarios que ha soportado desde julio de 2017. Ninguno de ellos ha terminado con sanción aunque sí cumplió una sanción de tres meses sin empleo y sueldo como medida cautelar, que también ha sido anulada.

Expedientes falsos

Los expedientes han ido creciendo en gravedad. Durante los últimos dos años y medio, la sargento siempre tuvo algún expediente abierto y en periodos extensos ha llegado a soportar hasta cuatro en marcha de forma simultánea. El primero de ellos finalizó con sanción de un día de empleo y sueldo. Se había iniciado por una queja del director del centro Isla de La Graciosa, al interpretar que había existido un trato desconsiderado hacia él por parte de la sargento en una reunión. La sargento recurrió ante el Tribunal Militar, que anuló la sanción porque no se habían valorado el resto de las pruebas, que demostraban, según la sentencia, que el trato fue “considerado, cortés y educado”.

El segundo expediente nació de la queja de una vecina porque había puesto una denuncia ante el Seprona para que se retiraran los escombros de un solar junto a su casa y no se había actuado. También responsabilizaron a la sargento pero el expediente fue anulado en recurso de alzada. El tercer expediente, por dos faltas graves, caducó en abril de 2018, sin sanción. Se le achacaba que no había dado trámite a dos denuncias por maltrato animal, cuando en realidad estaba de baja por maternidad.


La sargento del Seprona no responde al perfil habitual de agente de la Guardia Civil. Es feminista, animalista y ecologista


Gloria Moreno, sargento del Seprona de Lanzarote.

El cuarto expediente también lo anuló el Tribunal Militar en junio de 2019. Se sancionó a la sargento por solicitar las copias de las declaraciones de los testigos en sus expedientes anteriores. El quinto, por una falta muy grave, se dejó caducar pero la sargento también logró que el Tribunal Militar anulara la medida cautelar impuesta, que estuvo carente de motivación, fue desproporcionada y no fue inmediata. El sexto expediente fue la reapertura del tercero, que había caducado. El séptimo se abrió a instancias de tres de sus compañeros en el destacamento del Seprona por supuesto acoso laboral. También terminó sin responsabilidad. El octavo fue la reapertura de una queja del veterinario municipal de Arrecife por unas inspecciones realizadas a la perrera de Arrecife. En este caso, el coronel Ricardo Arranz, ya jubilado, otorgó total credibilidad a la queja del veterinario sin que ni siquiera se haya cerrado aún la investigación por las presuntas irregularidades en las instalaciones municipales que van desde supuestas adopciones irregulares a la ausencia de información sobre el destino de cientos de animales. El coronel incluso envió al veterinario una carta de disculpa por la actuación de la sargento.

Entre julio de 2017 y julio de 2019 la Guardia Civil abrió a Moreno estos ocho expedientes leves, graves y muy graves y ha estado expuesta a la posibilidad de una sanción de más de seis meses, que conllevaba la pérdida de destino en Lanzarote, con el traslado correspondiente, y la pérdida de la especialidad en el Seprona por un periodo de dos años.

La sargento está actualmente de baja por estrés. También están de baja tres de sus compañeros, y el destacamento, que ya presentaba graves carencias de personal en condiciones normales para vigilar una Isla con el cuarenta por ciento de su territorio protegido, ahora está prácticamente desmantelado. Moreno se ha querellado con

tra los dos superiores que promovieron todos estos expedientes, el capitán García y el coronel Arranz. Su abogada, María Jesús Díaz Veiga, considera que la apertura de esos expedientes “acredita una voluntad pertinaz, reiterada y perseverante de, en un corto periodo de tiempo, minarla y hostigarla para destruirla como profesional y como persona, sin existir causa que justificara tal propósito”.

La persecución interna, sin embargo, se ha convertido en un apoyo masivo externo, primero en la Isla y después fuera de ella. Colectivos animalistas, ecologistas y partidos políticos han mostrado su apoyo a la sargento. El Cabildo de Lanzarote y el Parlamento de Canarias debatieron su caso y solicitaron al Ministerio de Interior que investigara esos expedientes. Se creó una Plataforma de apoyo que entregó 140.000 firmas al Ministerio del Interior.

Los agentes decidieron inspeccionar el islote ante las quejas de asociaciones ecologistas y de grupos de ornitólogos, biólogos y ciudadanos por la caza ilegal de pardelas desde hace años

Moreno se ha significado en la lucha contra el maltrato animal. La Red de protección animal la premió “en reconocimiento a su trayectoria marcada por el compromiso insobornable con la protección de los animales y las numerosas actuaciones desarrolladas contra los delitos de abandono y maltrato a los animales”. Una de sus intervenciones se tradujo en la primera condena de maltrato animal en Lanzarote y en las dos primeras personas que entraron en la cárcel por maltrato animal en el Archipiélago.

La sargento no responde al perfil habitual de agente de la Guardia Civil. Es feminista, animalista y ecologista. Decidió formar su familia ella sola, sin pareja. Llegó como jefa a un destacamento formado solo por hombres y ha llegado a declarar que tuvo que soportar situaciones de machismo insoportables “que no podía poner en conocimiento de los mandos porque había un claro vínculo entre los guardias y los mandos”. También asegura que “queda mucho camino por recorrer hasta que se interiorice la igualdad” en todas las personas que componen la Guardia Civil.

Fuente: https://www.ecologistasenaccion.org/