BEN MAGEC RECUERDA QUE CANARIAS YA DIJO NO A LA OTAN EN 1986 Y QUE ESTE PUEBLO SIGUE PENSANDO IGUAL

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El pueblo canario manifiesta una vez más estar en contra de la violencia y la guerra, algo en lo que nos venimos reafirmando desde el 12 de marzo de 1986, fecha en la que mayoritariamente dijimos como pueblo NO a la OTAN. Por ello, desde la Federación Ecologista Canaria no compartimos el reciente posicionamiento del presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, a favor del despliegue de la OTAN en Canarias; ni el que parece que va a ser posicionamiento del Gobierno de España de proponer dicho despliegue en nuestra tierra en la próxima cumbre de la OTAN a celebrar en Madrid.

Desde la Federación Ecologista Canaria Ben Magec-Ecologistas en Acción “no salimos de nuestro asombro al ver como se pretende mercadear con Canarias y su gente ante uno de los principales culpables de la inestabilidad internacional, más preocupados de vender armas y enriquecer a unas cuantas grandes empresas, que de trabajar por la paz en el planeta”.

Tras el reciente posicionamiento español a favor de Marruecos y contra los intereses del pueblo Saharaui, ahora pretenden convertir estas islas en territorio para la guerra, utilizando para ello veladas amenazas e infundiendo miedo y temor entre la población hablándonos de enemigos y blindar nuestra seguridad, pero previamente han hecho todo lo posible por ponernos en el “disparadero” por usar una terminología que ellos sí entienden. La propuesta de que la isla de La Palma albergue las instalaciones de la OTAN en Canarias, tal como ha propuesto el Senador del Partido Popular, sólo será un “espaldarazo” a la guerra, la violencia y la vulneración del derecho internacional.

Como hemos dicho en anteriores ocasiones desde Ben Magec-Ecologistas en Acción “creemos que la solución de los conflictos pasa por la desmilitarización. Los afanes expansionistas de los actores en el conflicto solo pueden traer tragedia, sufrimiento y muerte. La llamada seguridad internacional se basa en la defensa de los intereses de unos pocos: las élites, pisoteando la dignidad y derechos de las personas. Como recalca el Centro Delàs de Estudios para la Paz, “la transición ecológica pasa necesariamente por procesos de desarme y desmilitarización: reducción del gasto militar mundial, conversión de la industria armamentística en industria de energías renovables, y desmantelamiento del arsenal nuclear”.

Necesitamos avanzar hacia el fin del intervencionismo militar, hacia modelos de justicia social, hacia la justicia climática y hacia un sistema de seguridad desmilitarizado.

Exigimos que los gastos militares mundiales sean trasvasados a la financiación de políticas de seguridad para la paz, rechazamos las respuestas militares a las crisis regionales y mundiales; éstas son parte del problema no parte de la solución.

Nos negamos a vivir bajo el terror de las armas, y rechazamos la carrera de armamento. Tenemos que reducir los gastos militares, dirigiendo estos recursos a satisfacer las necesidades humanas. Debemos cerrar todas las bases militares extranjeras. Nos oponemos a todas las estructuras militares utilizadas para intervenciones bélicas. Debemos democratizar y desmilitarizar las relaciones entre los pueblos y establecer nuevas formas de cooperación pacífica para construir un mundo más seguro y justo”.

No a la OTAN.