MANIFIESTO POR UNOS PAISAJES EN LOS QUE SE PUEDAN APAGAR LOS INCENDIOS

in Blog
Visto: 1330

Delegación Territorial del Colegio de Geógrafos en Canarias. Jueves, 31 de agosto de 2023.

El reciente incendio forestal ocurrido en Tenerife ha suscitado un interesante debate público sobre las causas de su complejidad y la dificultad para su extinción. Muchas voces señalaron la cantidad de combustible disponible en los espacios naturales protegidos como principal detonante de su voracidad, defendiendo la necesidad de una gestión alternativa para estos. Como reacción, se alzaron los partidarios de una conservación a ultranza de los valores biológicos de estos espacios, considerándola incompatible con el uso de su territorio. Los geógrafos canarios entendemos que este debate “conservación/gestión alternativa” de los espacios naturales protegidos se debe plantear en el conjunto de la sociedad y no olvidarse una vez pasada la emergencia.

En la actualidad, no estamos ante un problema de falta de medios de extinción ni de una respuesta lenta e ineficaz, es decir, no se va a resolver esta problemática con más medios. Nuestros medios de extinción han mejorado muchísimo en las últimas décadas en recursos y profesionalización y, dichos responsables y técnicos reclaman una mirada más integral para poder hacer su trabajo.

¿Qué queremos? ... bosques más limpios, conservación de elementos biológicos exclusivos, apoyo al sector primario, consumo de productos Km 0... son algunos de los objetivos que se expresaron esos días; en algunos casos desde una visión parcial que los considera incompatibles.

Desde hace un par de décadas, algunos geógrafos defendemos la idea de la gestión territorial heterogénea de los espacios naturales protegidos. La idea parte de una visión global y dinámica del territorio, que, además, permite armonizar los objetivos mencionados. Se trataría de llevar a cabo una zonificación y régimen de usos de los Planes y Normas de Ordenación de estos Espacios de mayor valor biológico y a aprovechamientos forestales y ganaderos extensivos en los espacios susceptibles de soportarlos. Así fue como nuestros antepasados campesinos “ordenaron” su territorio de una manera lógica y contribuyeron a la creación de paisajes de gran interés natural y cultural; esa ordenación permitió que la excepcionalidad biológica hoy defendida llegara a nuestros días. Por otro lado, la protección severa puede resultar en la paradoja que un incendio violento haga desaparecer los endemismos que se quieren conservar.

Este tipo de gestión implica una reducción de combustible (biomasa) en los bosques y una fragmentación del paisaje que fundamentan la prevención frente a los fuegos rápidos y extensos. Así también lo han expuesto intervinientes de diferente perfil profesional en los debates públicos sobre el incendio de Tenerife. Incluso, este procedimiento se defiende también para las áreas de interfaz, lo que en muchos casos dificultaría las pérdidas materiales y humanas, así como la afección por parte del fuego de los espacios protegidos colindantes. La experiencia Gran Canaria mosaico es una magnífica iniciativa del Cabildo de Gran Canaria, que además de ser una estrategia importante de prevención frente al fuego, mantiene población en el medio rural y permite la subsistencia de oficios en extinción, como el del carbonero.

Otra preocupación manifestada repetidamente durante los días en que el incendio fue noticia destacada -desde su inicio, el 15 de agosto de 2023, hasta su declaración de estabilizado, no extinguido, el 25 del mismo mes- fue la presumible pérdida del paisaje del Parque Natural Corona Forestal y su escasa posibilidad de recuperación. No vamos a insistir en el carácter pirófito y resiliente tras el fuego de la especie arbórea más afectada por el incendio, el pino canario (Pinus canariensis), pero si queremos hacer hincapié en que el fuego no afectó homogéneamente toda su superficie. Las 12.273 Ha quemadas, según datos del sistema satelital Copernicus, muestran hoy un puzle de manchas de diferente grado de afección por las llamas, lo que indica que el bosque no está calcinado y que, además del pino, diversas especies florísticas y faunísticas tienen posibilidad de recuperación, aunque en diferente grado y en distintos tiempos.

Aunque desde nuestra perspectiva humana y actual, su atrocidad, su comportamiento incontrolable y su cercanía a áreas pobladas han sido excepcionales, respecto al bosque quemado ha sido un incendio más de los miles que han ocurrido en el espacio insular a lo largo de su historia geológica. Es una perturbación, eso sí, en este caso provocada, que, aunque ofrezca ahora una imagen dantesca en muchos lugares, vivifica la dinámica del sistema natural y durante un tiempo aumentará el número y los tipos de seres vivos.

Es nuestro deber como sociedad poner todo lo que esté en nuestras manos para que, aunque no se pueda evitar la acción de los pirómanos, los incendios sean más fácilmente controlables, los habitantes no tengan que ser evacuados ni confinados, en la medida de lo posible, y el personal de extinción no tenga que volver a poner en riesgo sus vidas, sirviendo este escrito también como agradecimiento por su responsable y encomiable labor.