LA PALMA, MEJOR SIN ARRUIS
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Aún no han pasado dos años desde que trabajadores del Parque Nacional de La Caldera de Taburiente colocaron una pequeña portada en una repisa de medio metro de ancho por la que se accede al barranco de Jenebuque. Una pequeña inversión que, sin embargo, garantiza un cierre perimetral de un área nada desdeñable del parque. Lo inaccesible de la orografía circundante permite que esto sea posible.
El propósito de este cierre es experimentar la evolución de la flora de la Caldera de Taburiente sin la presión herbívora del arruí y los resultados no se han hecho esperar, pese a que las condiciones pluviométricas no han ayudado. En menos de dos años Jenebuque ha recuperado en gran medida una cobertura vegetal y una biodiversidad que es ya muy difícil encontrar en el Parque. El contraste de Jenebuque con los barrancos y lomos cercanos donde sí acceden los arruis es tan evidente que se hace inevitable la pregunta ¿Qué parque nacional y, por extensión, qué isla queremos tener?